Querido hijo:
No tenemos oro ni plata, mas lo que tenemos te lo damos.
Ahora, llega el momento de dejarnos para formar tu hogar, y no puedes llevarnos contigo en forma
material, aunque nos lleves en el corazón, pero te dejamos en un mundo en el que los buenos consejos no abundan.
Nadie es sabio de nacimiento. El
tiempo y la experiencia enseñan y
nosotros hemos observado el mundo más tiempo que tú.
Querido hijo:
- No todo lo
que brilla es oro. Nada es grande si no es bueno y nada es verídico sino
perdura.
- No te dejes engañar por la idea que
puedes aconsejarte solo.
- Considérate demasiado bueno
para obrar mal. La verdad
querido hijo no es gobernada por
nosotros sino que nosotros debemos ajustarnos a ella.
- Ve lo que
puedas ver y para ello usa tus propios ojos y con respecto a lo invisible
y eterno, atente a la palabra de
Dios. Mantente fiel a la religión
de tus padres.
- No
desconfíes de nadie tanto como de ti mismo; dentro de nosotros vive el
juez que nos enseña y cuya voz es más importante que el aplauso de
todo el mundo.
- Aprende con
gusto de los demás y escucha con atención donde se hable de sabiduría.
- No es libre
aquel que puede hacer lo que
quiere, sino que es libre aquel que
puede hacer lo que debe hacer.
- No
desprecies religión alguna puesto que están consagradas al espíritu y tú
no sabes lo que pudiera estar
oculto baja apariencias insignificantes. Desdeñar algo es fácil, hijo,
pero es mucho mejor comprenderlo.
- Acógete a la
verdad, y gustosamente haz el bien y no preguntes por lo que de ello
resulte.
- No quedes
debiéndole a persona alguna, pero sé afable como si todos fueran tus
acreedores. No quieras ser siempre generoso pero procura siempre ser
justo.
- Si tienes
algo, ayuda y da con gusto, y no por ello te creas superior; y si nada
tienes, ten a mano un trago de agua fresca y no por ello te creas menos.
- No lastimes
a doncella alguna y piensa en tu madre y en tu hermana.
- No digas
todo lo que sabes, pero siempre debes saber lo que dices. Recuerda que uno
es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras.
- Respeta y sigue a los hombres piadosos, más no a
los santurrones. El hombre que tiene en su corazón verdadero temor a Dios
es como el sol que brilla y calienta aunque no hable.
- Haz lo que
merezca recompensa, pero no pretendas obtenerla.
- Lo mejor
que puedes dar a un enemigo es el
perdón. A un oponente la
tolerancia. A un amigo, oídos. A tu hijo un buen ejemplo. A tus padres,
una conducta que los haga sentirse siempre orgullosos de ti. A tu prójimo
siempre caridad. A ti mismo, amor propio.
- Si puedes
ser amante sin que el amor te enloquezca; si puedes ser fuerte sin dejar
de ser tierno y sintiéndote odiado no odiar a tu vez, sin dejar de luchar
ni defenderte.
- Si puedes
mantenerte digno sin dejar sin dejar de ser altivo.
- Si puedes
ser consejero de reyes sin dejar de ser pueblo y si puedes querer a tus
amigos como hermanos y a tus hermanos como amigos.
- Si puedes
meditar, observar y conocer, sin
volverte escéptico y derrotista; soñar, pero que tu sueño no se
convierta en tu amo; pensar, sin ser nada más que un pensador.
- Si sabes ser
bueno y sensato sin convertirte en moralista ni pedante.
- Si puedes
hallar el triunfo después de la derrota.
- Si puedes
conservar tu coraje y tu cabeza cuando todos la pierden.
Entonces.......................................los dioses, los reyes, la
suerte y la victoria serán
para siempre tus más
humildes esclavos, y lo
que vale más que
reyes y
glorias.......................................
SERAS UN HOMBRE, HIJO QUERIDO.
Mama y Papa.
Necochea-------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario