16 feb 2014

CARTA A NUESTROS HIJOS EL DIA DE SUS CASAMIENTOS

Querido  hijo:

No tenemos oro ni plata, mas lo que tenemos te lo damos.
Ahora, llega el momento de dejarnos para formar tu hogar,  y no puedes llevarnos contigo en forma material, aunque nos lleves en el corazón, pero te dejamos en un mundo en  el que los buenos consejos no abundan.
Nadie es sabio de nacimiento. El  tiempo y la experiencia enseñan y  nosotros hemos observado el mundo más tiempo que tú.

Querido hijo:

  • No todo lo que brilla es oro. Nada es grande si no es bueno y nada es verídico sino perdura.
  •  No te dejes engañar por la idea que puedes aconsejarte solo.
  • Considérate   demasiado  bueno  para   obrar mal. La verdad querido hijo no es  gobernada por nosotros sino que nosotros debemos ajustarnos a ella.
  • Ve lo que puedas ver y para ello usa tus propios ojos y con respecto a lo invisible y eterno, atente a la  palabra de Dios.  Mantente fiel a la religión de tus padres.
  • No desconfíes de nadie tanto como de ti mismo; dentro de nosotros vive el juez que nos enseña y cuya voz es más importante que el aplauso de todo  el mundo.
  • Aprende con gusto de los demás y escucha con atención donde se hable de sabiduría.
  • No es libre aquel que  puede hacer lo que quiere, sino que es libre  aquel que puede hacer lo que debe hacer.
  • No desprecies religión alguna puesto que están consagradas al espíritu y tú no sabes lo que  pudiera estar oculto baja apariencias insignificantes. Desdeñar algo es fácil, hijo, pero es mucho mejor comprenderlo.
  • Acógete a la verdad, y gustosamente haz el bien y no preguntes por lo que de ello resulte.
  • No quedes debiéndole a persona alguna, pero sé afable como si todos fueran tus acreedores. No quieras ser siempre generoso pero procura siempre ser justo.
  • Si tienes algo, ayuda y da con gusto, y no por ello te creas superior; y si nada tienes, ten a mano un trago de agua fresca y no por ello te creas menos.
  • No lastimes a doncella alguna y piensa en tu madre y en tu hermana.
  • No digas todo lo que sabes, pero siempre debes saber lo que dices. Recuerda que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras.
  • Respeta  y sigue a los hombres piadosos, más no a los santurrones. El hombre que tiene en su corazón verdadero temor a Dios es como el sol que brilla y calienta aunque no hable.
  • Haz lo que merezca recompensa, pero no pretendas obtenerla.
  • Lo mejor que  puedes dar a un enemigo es el perdón. A un  oponente la tolerancia. A un amigo, oídos. A tu hijo un buen ejemplo. A tus padres, una conducta que los haga sentirse siempre orgullosos de ti. A tu prójimo siempre caridad. A ti mismo, amor propio.
  • Si puedes ser amante sin que el amor te enloquezca; si puedes ser fuerte sin dejar de ser tierno y sintiéndote odiado no odiar a tu vez, sin dejar de luchar ni defenderte.
  • Si puedes mantenerte digno sin dejar sin dejar de ser altivo.
  • Si puedes ser consejero de reyes sin dejar de ser pueblo y si puedes querer a tus amigos como hermanos y a tus hermanos como amigos.
  • Si puedes meditar, observar y conocer, sin  volverte escéptico y derrotista; soñar, pero que tu sueño no se convierta en tu amo; pensar, sin ser nada más que un pensador.
  • Si sabes ser bueno y sensato sin convertirte en moralista ni pedante.
  • Si puedes hallar el triunfo después de la derrota.
  • Si puedes conservar tu coraje y tu cabeza cuando todos la pierden.

      Entonces.......................................los dioses, los reyes, la suerte y la victoria serán   
      para siempre  tus   más   humildes    esclavos, y   lo   que   vale  más que  reyes y
            glorias.......................................


SERAS UN HOMBRE,  HIJO QUERIDO.

Mama y Papa.

Necochea-------------------------


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